Ya para el año 1889 en el Caribe había un país libre llamado República Dominicana que compartía con la República de Haití la totalidad de la isla de Santo Domingo.
En la ciudad de Ostabeaulah, estado de Ohio, Estados Unidos, residía Samuel Mills, era hacendado y poseía además una farmacia, lo que constituía el medio de sostén de la familia.
Los cristianos creemos por medio de la Biblia que Dios habla de diferentes formas; así, un día testificó Samuel a su esposa, y demás familiares, que Dios le había dado una misión para ir a evangelizar a un país en donde todavía no se hubiese llevado a cabo la predicación del evangelio bíblico.
El país donde primero desembarcó fue Haití, allí aprovechó la escala que hizo la embarcación para investigar si existía alguna iglesia protestante, recibiendo información de que la iglesia Wesleyana tenía un templo, por lo cual siguió en la embarcación navegando por las costas hacia el este hasta llegar a Montecristi, donde desembarcó, plantó una tienda de campaña y comenzó a celebrar culto durante las noches.